Fanfic Dentro del Laberinto. Capítulo 33 + NOTICIAS


33. EL RESCATE



Facice lloraba. Había recibido la carta y leído con ansiedad para encontrar la peor de las noticias. Pelusilla, su gran amiga, estaba en el castillo mientras ella era un mar de lágrimas en el jardín. No pudo seguir trabajando, apenas podía sujetar la regadera con la mano. Arrugando su delantal entró al castillo con los ojos enrojecidos. Pero no fue con ella con quien se encontró en el recibidor, fue con Sarah que bajaba las escaleras, aquella mañana,  relajadamente: había conseguido dormir toda la noche por primera vez desde hacía demasiado tiempo.
–¿Facice? ¿Qué te ocurre? ¿Por qué lloras? –Dijo tomándola del diminuto brazo. La goblin no acertaba a mirarla de frente sumida en la desesperación.
–Señora… –dijo agarrándose a la falda de Sarah–. ¡Están perdidos!
–¿Cómo que están perdidos? –Preguntó ella sintiendo su corazón latir precipitadamente.
Su Ilustrísima Majestad intentó contener su propia angustia para dejar salir la de la goblin, que lloraba desconsolada aferrada a su delantal. No respondió las preguntas que hizo, casi ni podía hablar, pero no fue necesario: sacó de su delantal arrugado la carta recibida desde el frente y se la entregó a Sarah, que comenzó a leer sintiendo el corazón a punto de escaparle del pecho.

“…se los han llevado a los dos, el rey no tuvo más opción que obedecer y salir a rastras del campamento. Estos monstruos nos han rodeado y están matando a los heridos, mi esposa querida. Tengo miedo porque ésta es la última vez que hablaré contigo, y lo haré por carta. ¡Oh Facice! Rehaz tu vida, no me llores. Ten el bebé que siempre quisimos con otro que pueda estar a tu lado…”


No pudo continuar leyendo.


Cinco días antes Jareth comenzó a urdir el único plan inteligente que se podía llevar a cabo: debía entregarse y acabar con el padecimiento de sus soldados.
Avistar al hombre pantera fue esclarecedor: tenía que hacer algo. Y lo hizo… De qué manera. Aquella misma noche escribió una carta a la reina de las hormigas exponiendo sus condiciones para la rendición: los goblins debían ser tratados con dignidad, dejarían que regresaran al castillo los que pudieran hacerlo por su propio pie, no haría magia mientras estuviera en el hormiguero, y lo que era más importante, finalmente le daría cuanto deseaban.
Habían ganado.
Tres días más tarde las hormigas les rodearon. Eran legión, eran miles, ¡millones de monstruos! Jareth abandonó su tienda de campaña de la mano de Sofía, que miraba a todos lados espantada. Jamás imaginó que el enemigo fuera tan fiero, siempre quiso creer que aquella guerra era una exageración y las hormigas inútiles insectos. Sólo cuando una comisión kilométrica los custodió al hormiguero, comenzó a tomar conciencia.
–¿Qué van a hacernos?
–No lo sé, somos prisioneros de guerra.
Pero sí lo sabía, iban a matarlos a los todos, por eso envió aquella carta declarando sus condiciones para la rendición. En cuanto vio cómo se movían las tropas de las hormigas, aquella maldita pantera blanca y la disminución de goblins entre sus filas, supo que era lo único que podía hacer para salvarlos.
–Camina, rey goblinz –siseó una hormiga amenazándole con su afilada antena del tamaño de una espada, naciéndole en la cabeza.
–Jareth tengo miedo.
–Todo acabará pronto –declaró. Tomando a Sofía de la mano iniciaron el camino hacia el hormiguero.



–Pero Sarah, yo no puedo.
–Claro que puedes.
–No, no puedo.
–Hoggle, por favor –rogó agotada–. No me hagas esto. Necesito que te quedes al frente del castillo y de todo hasta que vuelva. Van a matarlo… –dijo intentando no romper a llorar con su amigo delante–. Tengo que ir a salvarle.
–Pero ¿cómo lo vas a hacer, querida? ¿No te das cuenta de que no puedes luchar contra un ejército con miles de soldados llevando sólo a los goblins que quedan en el castillo?
–No vendrán conmigo. 
–¿Cómo? –Preguntó incrédulo–. ¿Me estás diciendo que vas a ir hasta allí tú sola? –No hizo falta que respondiera. La determinación que pudo ver en la cara de Sarah lo hizo por ella.– No puedo creer lo que dices, te condenarás también a muerte.
–Es que Hoggle, si lo matan… Yo no podré… ¡Tengo que intentar salvarle!
–Sarah por favor…
–¿Puedo salir del reino sin atravesar otra vez el laberinto? –Preguntó pensando en la cantidad de tiempo que perdería al atravesarlo.
–No te lo diré, ¡no permitiré que te suicides! –Replicó su amigo.
Pero finalmente nada pudo hacer para que cambiara de idea. Hoggle despidió a Sara entre abrazos, besos y ruegos para que no se marchara. Le dijo que Jareth era listo y seguramente aquello sólo era otra de sus estrategias para salir vencedor en la liza, pero no la pudo convencer. Resignado, acabó por llevarla junto a una enorme tinaja de barro donde debía introducirse para alcanzar los conductos de mantenimiento, y allí girar siempre a la izquierda; así alcanzaría una escalerilla que la llevaría directamente a la salida del reino, donde tenía que caminar tres jornadas para alcanzar el frente.
Le abrazó. Si no iba a volver a verle nunca, si realmente estaba en lo cierto, no quería marcharse sin hacerle saber que era una de las personas más importantes de su vida.
Asomado en lo más alto del castillo, Hoggle no tuvo fuerzas para verla marchar.

 
«Aguanta Jareth –dijo Sarah saliendo del agujero al otro lado del reino de los goblins, cuando topó con un paisaje árido y desolador–. Ya estoy en camino, aguanta un poco más».






Maripa



Ola ke ase xDDDDDDDDDDDDD 
No, no nos hemos vuelto llamas, seguimos en el redil ovejero, pero pero traemos buenas nuevas. 
Una de nuestras ovejillas empieza a publicar un Fanfic, un Fanfic de Loki de Los Vengadores que no os podéis perder, en su blog, chatas. Lo colgaremos también en éste blog pa vuestro deleite, pero de todas formas pa las que sean to ansias, os dejamos aquí la dirección: http://pandoracc.blogspot.com.es/

La otra noticias es que esa misma ovejilla publica su novela en breve (nos han soplao que antes de febrero) y... Ohhhh God!!! Os La Recomendamos Muchíiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo jajajajajjajajajjajajjja

Ale majos, ta lue y gracias!!!

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