Fanfic Dentro del Laberinto. Capítulo 36


DE VUELTA AL MUNDO REAL



–¿Cómo que ha escapado? ¿Quién lo liberó?
En cuanto llegaron al castillo, después de asegurarse que Sarah estaba allí, Jareth dio una vuelta de reconocimiento a todo lo demás. Odiaba pensar que en cuanto la viera tendría que soportar el juicio de sus ojos inquebrantables.
–Al parecer su ilustrísima majestad bajó a los calabozos y algo ocurrió. El prisionero atacó a un guarda y…
Jareth ya se encaminaba escaleras arriba. Como no podía ser de otro modo, los acontecimientos peleaban para que tuviera que reencontrarse con Sarah más pronto que tarde.
El castillo estaba bañado en un silencio extraño. Pese a que los goblins heridos “los que pudieron caminar”, llegaron a casa antes que él, todo su pueblo parecía estar al tanto de lo ocurrido en el hormiguero. Bajaban el rostro al pasar a él, escuchaba susurros acallados por el miedo cuando abandonaba las salas del palacio, nadie le recibió calurosamente ni le miró a la cara.
Subía las escaleras hasta el dormitorio. Todavía no había sufrido el mayor de los castigos que era encontrarse con ella, explicarle lo ocurrido, Sarah debía comprender que cuanto hizo lo hizo por salvarla a ella: todo siempre había sido por ella.
Abrió la puerta del dormitorio sintiendo pesar, pero Sarah no estaba allí. Nada se había movido, era como si se hubiera esfumado. La idea de que desapareciera le llenó de inquietud que sólo se mitigó al encontrarla, una vez salía de la habitación, caminando hacia él por el pasillo.
–Sarah… –acertó a decir mientras la presión hacía mella en su garganta.
–Me voy.
Jareth presentía que esa iba a ser su primera reacción.
–No puedes marcharte.
–¿Por qué? –preguntó mientras entraba en el dormitorio.
–Correrías peligro ahí fuera.
–¿Más peligro que contigo? –ni siquiera le miró a la cara.
–No me juzgues, princesa –pero entonces sí lo hizo. Levantó su furiosa cabeza y le clavó aquellos ojos que destilaban ira y desprecio a partes iguales–. Sarah…
–¿Quién era?
–Se llamaba Sofía.
–¿Era humana?
–Sí.
–¿La amabas? –calló antes de responder. ¿Cómo decirle que la amó una vez, antes de conocerla? ¿Cómo explicárselo todo?
–No.
–Ella sí te amaba a ti.
–Lo sé.
–La dejaste morir.
–Era ella o tú.
–No tendría que haber muerto nadie.
–Te equivocas; las hormigas…
–Cállate Jareth, no quiero saberlo.
–Pero Sarah, tienes que entender que…
–NO QUIERO SABERLO –el rey de los goblins cerró la bocasometido a las órdenes de aquella pequeña figura que, de espaldas a él, continuaba su juicio implacable.
–No puedo dejarte marchar.
–Prometiste que lo harías cuando quisiera hacerlo.
–Lo sé, pero…
–Lo prometiste. Claro que también prometerías que estarías a su lado, que la amarías siempre, la guardarías… pero la llevaste allí para morir.
–Sarah…
–Si no me dejas marchar habrá dos muertes en tu conciencia porque te juro, rey de los goblins –dijo Sarah llorando lágrimas de rabia volviéndose hacia él–, que acabaré con mi vida antes de dejar que me toques de nuevo.
Jareth se desmoronó sufriendo la fiereza de su reina, por la que había puesto el mundo del revés y sacrificado tanto.
–No podré vivir sin ti.
–Muere entonces –dijo ella avanzando con el brazo levantado hacia su prometido. Se detuvo antes de golpearle: ¿cómo había sido capaz? ¿Cómo podía haber hecho algo tan horrible?–. Llévame de vuelta a mi mundo –dijo intentando calmarse–. No quiero volver a saber nada de ti.
Levantó el rostro para fijarlo en el de ella. La creía, decía la verdad.
–No me abandones –rogó–. No es lo que parece, yo sólo quería salvarte.
–¿A qué precio?
–Sofía no era nadie, nadie para mí y nadie para ti. ¿Por qué vas a renunciar a todo lo que teníamos por ella?
–Porque Sofía era como yo, era humana, ¡hasta nos parecíamos físicamente! Ahora ya no existe por tu culpa.
–La conocí antes que a ti, pero en cuanto supe que tenías el libro, en cuanto te via los siete años, Sarah, jugando preciosa en el parque, no pude resistirme y me enamoré. Te cuidé y esperé, hice todo cuanto quisiste.
–Me sé la historia: te llevaste a mi hermano, me torturaste, quisiste que me casara contigo a la fuerza, disfrutaste de mi miedo, te reíste de mí…
–Nunca me he reído de ti, y sí, hice todas esas cosas, pero las hice porque te amaba.
–Témeme, ámame y yo seré tu esclavo… –dijo Sarah rememorando las palabras del rey.
–Tuve que hacerlo, tuve que hacerlo ¿¡por qué no lo comprendes!? –gritó cayendo ante ella de rodillas.
Se aproximó a su oído para pronunciar lo que meses atrás no pudo decir:
–No tienes poder sobre mí.



Cuando abrió los ojos se encontraba en el parque. Su cuerpo estaba medio sumergido en un estanque de agua donde jugó antes de viajar al reino de los goblins. Había dos personas a su lado, hablándole, pero Sarah no lograba entender cuanto decían. Intentaban levantarla del suelo, cosa poco complicada cuando ella se sentía como flotando constantemente.
Al poco, el tranquilo parque se convirtió en un hervidero. Las ambulancias, la policía e incluso la prensa aparecieron en menos que un pájaro batía las alas. La envolvieron en una manta, le dieron una bebida caliente mientras continuaba desubicada, temblando. No podía creer que estuviera de vuelta, que hubiera sobrevivido a Jareth, ni que fuera ella en vez de Sofía la que continuara respirando.
El reencuentro con sus padres hizo que finalmente le cayeran lágrimas de alegría por sus mejillas. ¿Dónde estuvo? ¿Qué le ocurrió? ¿Había desaparecido? ¿Le habían hecho algo? ¿Podía hablar?... Por supuesto seguía teniendo la facultad del lenguaje, pero no quiso despegar los labios, sólo se abrazó con fuerza al cuello de su padre mientras era trasladada al hospital más cercano.
Transcurrieron meses hasta que la situación se restableció. La gente que formaba parte de su entorno no podía más que observar cómo Sarah luchaba por recuperar una memoria que no había perdido. Fue más sencillo así, diciéndoles que no recordaba nada, que aquella semana que pasó lejos de casa, para ella fue como un minuto. Su padre y su madrastra intentaron hacer que la normalidad volviera al hogar, pero cada vez que Sarah veía a su hermano sentía un nudo en el estómago que le acompañaba lo que quedara de día. También le ocurría cuando pensaba en sus amigos, solos a manos de Jareth.
Vació el dormitorio de cuanto pudiera recordarle a él, dudó sobre deshacerse o no del tocador porque  también el espejo y su reflejo en él la inquietaban. Finalmente decidió dejarlo.
Su vida se detuvo sólo una semana, quién lo diría. Sus exámenes de acceso continuaban fechados para dentro de un mes, sus pocas amigas seguíanpreocupadas por las parejas del baile de graduación, por los vestidos, por la música, mientras ella no podía quitarse de la cabeza la muerte de Sofía, el reino que había dejado atrás y a su prometido. Una noche dándose un baño entre lágrimas de desesperación resolvió vivir por ambas, ser la de antes con todos los conocimientos que tenía la de ahora, rehacer su vida por las dos y olvidar la idea de encontrar a la familia de Sofía costara lo que costase. Desde ese momento las cosas mejoraron. Sarah pudo reír de nuevo, ver la televisión y leer alguna revista para despejarse, incluso retomó los estudios a tiempo para sacar una nota mediocre que le abrió las puertas de acceso a la universidad.
Volvió a ver a sus amigos, a disfrutar de un batido y a mirar la vida como un regalo que le había sido otorgado por una fuerza superior a cualquier otra.
Seis meses después del accidente, como le llamaba su padre, las cosas ya iban bien.
Sarah quiso hacer una carrera relacionada con la ciencia, dejar la fantasía fuera de su vida era precisamente lo que necesitaba, por más que le costase, y las ciencias farmacéuticas le otorgaron la posibilidad.
Estudiaba un grueso vademécum aquella tarde en el lugar que más le gustaba de la biblioteca, junto a la ventana, hasta que Bill se sentó a su lado. Bill era un compañero de clase, un chico amable que le sonreía curioso de cuando en cuando.
–¿Cómo lo llevas?
–Lo intento –dijo Sarah. Tenía un leve dolor de cabeza debido al esfuerzo que le suponía concentrarse en letras tan pequeñas. 
–¿Quieres que salgamos a tomar algo?
–Claro –dijo Sarah. Su amiga Kate había insinuado el interés que Bill tenía por ella, pero hasta ese momento, cuando la biblioteca estaba anegada de chicas y se acercó a su mesa, Sarah no la creyó.
–Voy a por mis cosas –comentó él, deportista y moreno de ojos almendrados, mientras se dirigía a una mesa próxima.
–De acuerdo.
Sarah le vio meter los libros en la mochila. También ella recogía los suyos cuando miró por la ventana. Le pareció ver una figura allí, quieta, en el parque del claustro, le pareció que alguien la observaba, pero desechó la idea: no quería que el miedo volviera a formar parte de su cotidianidad.
Se incorporó colgando la mochila al hombro mientras Bill la esperaba ya en la puerta de la biblioteca. No obstante antes de marcharse, echó una nueva ojeada por la ventana, y entonces sí, entonces se estremeció.
Era él, allí estaba. De nuevo.






 
FIN DE LA TEMPORADA, SHURMANOS!

Querid@s, nos vamos de vacaciones.
Que no Panda el Cúnico que volveremos (todo tiene su por qué, pero en éste caso es porque me reclama un proyectillo que verá la luz allá por junio jojojojojo). El blog no se queda desierto, no, never, maj@s. Iremos publicando poquito a poco cosas que nos vais mandando, como por ejemplo el chachifantástico fanfic de Loki que está escribiendo una de nuestras ovejillas ilustres. Además de eso también colgaremos fanarts de nuestras ilustrísimas lanudas ilustradoras (valga la redundancia) y un sin finch de cosas.
Pasaremos por aquí constantemente, así que si quieres que tu Fic o tu Art sea publicado en éste espacio, déjanos un comentario con tu correo electrónico, dirección de Facebook (habemus Facebook! ¿Lo sabías? http://www.facebook.com/pages/Marivigilias) o algo donde podamos localizarte (ya sabes que tenemos activada la moderación de comentarios, así que no te preocupes que tus datos no van a salir a verse publicados en ningún lado).
Bueno, y volviendo al Fanfic ¿qué tal? ¿Cómo habéis vivido ésta temporada con las hormigas y la madre que las parió a todas xDDDD? ¿A que nunca os habíais parado a pensar que podían ser tan hijoputescas? Os voy a contar un secreto:
el pasado agosto me fui a veranear por tierras nórdicas, pa variar. Estaba yo sentada con un amigo en modo prado total (sí, sí, aquello de la mantita a cuadros rodeados de verde) cuando empiezo a notar que me pican las piernas. Claro, alucinada me hayo, empiezo a sacudirme y ¡SORPRESA! Hormigas explorando mi cuerpo. Ya lo habéis supuesto, pero sí: de ahí salió la idea de que los malos malotes de ésta temporada fueran estos bichitos. Ains... qué momentazos, por favor  xDDDDDDDDDDDDDD.
Bueeeeno, ya nos contaréis cosas, bonicos ovejos nuestros.
Estoy pensando que voy a hacer un cartelito o algo para que se vea más mejor que estamos de vacaciones poco oficialmente jajajajaj.
En serio, no os cortéis en enviarnos vuestras cositas :D





¡¡Un lametón, gentecilla!!
¡Gracias por acompañarnos en éste viaje al Laberinto!




4 Carminazos:

Nidia dijo...

¡¡Pero bueno, que no había leído el último!! Ya podía yo esperar a que pusierais más jajaja La verdad es que la infidelidad de Jareth (aunque lo hiciese para salvarla y todo el rollo) no me ha gustado nada de nada, pero este último capítulo me ha reenganchado y estoy deseando saber como continuáis con esto. ¡Me encanta como escribís!

Mucho ánimo y espero con ansias un nuevo capítulo del Laberinto ^^

Maripa dijo...

Hola MariOjodegato!
Pues sí, está maja la cosa, a ver cómo nos lo montamos ahora pa seguir dándoos sorpresicas ricas.
Gracias nena, nos pones las lanas colorás jejejje
Un jersey de lana pa ti con tó el amor del mundo.
(habrá que esperar un poco todavía, seguimos en el iunaited quingdom de fiestuqui xDDDDD)

Anónimo dijo...

Que genial fanfic, me lo he devorado por asi decirlo, me encanto! espero que no tarden mucho en comenzar la nueva temporada!! Me han dejado en ascuas jeje Saludos!

Maripa dijo...

Hola MariAnónimo.
Nos encanta que te encante ^^. Estate atenta al blog, que pronto pronto habrá sorpresillas <3
Lametón de oveja pa ti.