A Damon Salvatore le gusta el R&B. Parte 5






Aquella noche, una semana después de conocerse y solo días transcurridos desde que huyera de su casa, Damon quiso sacarla a bailar.
Alyssa no daba crédito a lo que escuchaba. Hacía años que salía con hombres, muchos, y de entre todos ninguno dijo nunca algo parecido a “arréglate nena,  hoy saldremos a bailar”. Ella se pondría un vestido beige corte imperio con falda acompañada que combinaría con zapatos blancos de salón, todo porque supuso que eso era lo que llevaban las mujeres a quienes sus respectivos llevaban “a bailar”. Además, viendo lo elegante que había aparecido su pareja, habría desentonado de llevar puesto algo más informal.
Como si aquella fuera una película de adolescentes, Damon la esperaba sonriendo al pie de la escalera. Le tendió el brazo y Alyssa desconfiada, se lo tomó preguntándose en qué momento todo se torcería y la gente empezaría a perder, además de sangre, cada uno de sus miembros.
No hubo sorpresas demasiado desagradables, solo que en vez de viajar en coche hasta donde quisiera que fueran, irían en la motocicleta de gran cilindrada que tenia Damon.
Alyssa no se dejo amedrentar. Arremangándose el vestido lo necesario para poder montar con comodidad, espero a que también él se subiera en la moto.
—No sé, estas en una postura tan sugerente que quizá sería mejor idea dejar la fiesta y que lo hiciéramos aquí mismo.
—¿Encima de la moto? ¡No!—  dijo ella. No se sonrojó porque no podía hacerlo más. Con la sugerencia del principio cuando le vio las piernas tan abiertas, ya había llegado al límite.
—Luego lo discutimos, ¿te parece? Ahora vámonos.
Dijo antes de arrancar la moto haciendo un ruido sugerente de que aquel cacharro tenía más potencia aún de la que parecía.

El lugar que Damon eligió estaba a las afueras, en esa zona de carreteras y bares solapándose, donde cualquiera con dos dedos de frente evitaría entrar. No lo había elegido al azar, ni mucho menos. Damon estaba buscando a alguien, que a su vez el ayudaría a encontrarse con…
—¡Jim!
—Damon Salvatore, o excelencia, como gustes —saludó Jim medio en serio medio en broma—. ¿Qué he hecho para merecer una de tus impagables visitas?
Damon, que había entrado al lugar adelantándose a Alyssa, sonrió con la boca torcida. Apreciaba a Jim, llevaba muchos años conociéndole y contando con él como uno de los pocos amigos que le quedaba, pero no tanto para dejarle la cabeza sombre el cuello si acaso se pasaba de listo. Seguía sosteniendo la puerta cuando echó un vistazo atrás. Alyssa hablaba con otra mujer, animadas junto a un coche.
—Mantienes el sentido del humor pese a cómo te ha tratado la vida, lo celebro.
—¿A qué te refieres? Las cosas me van estupendamente.
—No es lo que he escuchado, pero de todos modos no empañemos un reencuentro tan agradable con estas pequeñeces. Cuéntame. ¿Qué tal, Jim? ¿Vas a responder esta noche a mis preguntas?
—Eso depende de cuales hagas, Damon —sonrió invitándole a pasar a un reservado.
—Espera, he venido con una amiga.
Decía cuando Jim la localizó sin necesidad de añadir mucho más. Alyssa hacía su entrada. Las medias brillaron al contacto con las luces que ambientaban el salón, a rebosar de amantes del Rithym & Blues. Intentó localizar a Damon entre la multitud, aunque él la veía perfectamente.
—Quizá también sea un buen momento para que yo busque compañía— se relamió Jim—. Creo que mi cena acaba de entrar en el local.
—¿Te refieres a la chica del vestido beige?
—¿A quién sino?
—No te lo recomendaría. Es mía. Espera aquí.
—De acuerdo —repuso Jim con seriedad mientras Damon se dejaba ver para Alyssa.
—Hola, no te encontraba.
—Ya… Escucha, voy a hablar con alguien, espérame por aquí, ¿vale?
—Claro —asintió ella confusa.
—Bien.
Alyssa quedó mirando la chaqueta del traje de Damon, tan elegante como él, quizá más entallada de lo necesario. Un tipo cerraba las puertas del reservado dedicándole una sonrisa maligna.
*
—Ahora estamos solos —dijo Damon antes de agarrarle del cuello y estampar su cabeza contra la mesa—. Dime Jim, ¿Qué sabes de ella?
—¿De quién? Yo no sé nada –se quejó lastimoso. Una oleada de repulsión hizo que Damon aflojara la fuerza entorno a su cuello, momento que Jim aprovechó para cambiar sus posiciones dejándole a él contra la mesa.
—¿Cómo se te ocurre venir a mi casa para intentar joderme? ¿Eh?
—No quiero joderte, gracias, ya ha visto a mi humana —replicó Damon partiéndose de la risa—. Ahora dime qué sabes de Katherine y quizá deje que vivas cien años más regentando este estercolero.
Jim exhaló exasperado antes de comenzar a contar los últimos rumores que se comentaban respecto al futuro incierto que, mucho tiempo atrás, sufrió su amante.
Minutos después Damon abandonaba el reservado con el corazón un poco más roto. Echó una ojeada sin ganas intentando localizar a Alyssa. No tardo en hacerlo, bailaba R&B en la pista con un tipo que Damon no quería ver, al menos esa noche.
Le vio y saludó, rogando a su acompañante que le esperara un momento.
—¿Ya has terminado?
—¿Con quién bailas, cielo?
—No tengo ni idea, es un tipo muy simpático —dijo ella mirando atrás.
—¿Hablabas de mí, Alyssa? Mi nombre no es tipo simpático, sino Stefan, preciosa. Ahora —dijo mirándola a los ojos— debes marcharte. Olvida a Damon, olvídame a mí, olvídalo todo. Vete.
—Claro —respondió ella saliendo del local.
Los dos hermanos quedaron juntos tras tanto tiempo evitándose.


—¿Qué haces aquí? —preguntó Damon.
—Lo mismo que tú —Stefan le sostuvo la mirada, desafiante.
—Márchate, yo llegué primero.
—Eso nunca te ha importado demasiado. No tengo por qué preocuparme ahora.
—Damon —dijo Alyssa que después de abandonar la sala había vuelto a entrar creyendo que olvidaba algo.
No sabía reconocer todavía cuando una mente estaba manipulando la suya. Stefan, atónito, vio a la humana regresar junto a ellos como si no le hubiera ordenado esfumarse de allí. La chica se les acercaba como si tal cosa.
—¿Qué ocurre? ¿Le has dado verbena?
—¿Disculpa? —preguntó Alyssa soltándose del brazo que Stefan le agarraba.
—No ha tomado verbena, ella es más fuerte de lo habitual. No puedes manipularla.
—No lo puedo creer —decía el impresionado hermano en tanto ella descubría porqué Damon estaba tan interesado en retenerla.
Alyssa les escuchaba horrorizada. Solo la querían por eso. Si no fuera más fuerte la habrían matado hacía semanas.
—Sois unos putos monstruos, los dos. Alejaos de mí.
Abandonó el pub para a la carrera.



Vamos con retraso, lo sabemos, lo sabemos jajajaj
#enjoy
Aunque tardemos, aquí estamos. 
Venid a vernos a Facebook entre que tal, ovejas!!

https://www.facebook.com/pages/Marivigilias

0 Carminazos: