Fanfic Dentro del Laberinto. Capítulo 11


11. ¡CORRE!

Siendo todavía muy joven, prácticamente un niño, quiso el destino que su nombre se incorporara a los antiguos libros de Kenturiche, que ajados, se sorprendieron recibiendo entre sus páginas al nuevo duque: el duque métis. Su sangre no estaba mezclada con otras más exóticas, más oscuras ni pálidas, y sin embargo, así fue bautizado Morgan por el escribano del palacio.
A continuación de Sephiro IV de Kenturiche, muerto junto a su hijo Darius el heredero legítimo, en la cruenta guerra del lago, el nombre del niño pasó a figurar en una antigua lista que arrastraba el título, guardando al ducado de la orfandad desde siglos atrás.

Morgan había sido acogido por sus tíos a la edad de dos años. Los padres de este estaban muertos, de eso se había convencido con el paso del tiempo y con la inmensurable ayuda de su primo Darius, que siendo diez años mayor, no dejó de recordárselo mientras convivieron en el palacio.
Su tía, la duquesa Cheurefille, celebró el fallecimiento de su esposo; una mala bestia de la que jamás obtuvo más que reproches por haberle dado sólo un varón, pero no tanto así ocurrió con la de su hijo. Una vez desaparecido éste, Morgan sufrió con las horribles comparaciones que se le hacían a cada paso que se envalentonaba a dar por sí mismo, a cada juego y a cada palabra.
La situación se sostuvo a duras penas hasta que el joven duque alcanzó la adolescencia. Entonces fue cuando en un revés plantó cara a su tía y le exigió que dejara de compararlo con su petulante primo, bajo amenaza de abandonar el ducado que nunca quiso, dejándola a ella y a todo su patrimonio en manos de tantos oportunistas que deseaban ser gobernadores de un palacio y tierras tan prósperos, sin sentir remordimiento alguno por la viuda.

Por aquel entonces Morgan sólo tenía diecisiete años. No se marchó, al contrario. Recibió de buen gusto el cambio de actitud que se produjo súbitamente en su tía, y aceptó con optimismo la libertad que ésta le brindó tratándole desde entonces como a un adulto.
Desde ese momento en el palacio no hubieron puertas cerradas para el duque Morgan, que lo recorrió a placer, disfrutando hasta lo obsceno cada vez que descubría una nueva sala o pasadizo desplazando un libro, o ejerciendo una pequeña presión sobre el candelabro correcto.

Dejaba irse horas infinitas en la biblioteca. La mayor parte del tiempo buscando información sobre la familia a la que en realidad pertenecía y de la que casi no recordaba nada. Pero la mayoría de sus inmersiones en manuscritos no producían los resultados que ansiaba. Parecía como si sus padres se hubieran esfumado tras la inscripción en el Gran Libro de los Nombres, donde se informaba del nacimiento del duque métis.

No fueron pocos los intentos que hizo por conseguir de labios de su tía la procedencia del apodo que, pese a lo rudo, no le desagradaba. Morgan consideraba que si por un casual "mestizo" hacía referencia a lo distinto que él era de sus tíos, podía llevarlo con orgullo.
Pese a su insistencia durante años, no logró obtener más que datos confusos y respuestas vagas que se volvían más absurdas según la mujer celebraba fiestas de cumpleaños.

Hasta que una noche, siendo ella ya una anciana y él el duque que dejó de ser niño quince años atrás, obtuvo una respuesta coherente a la pregunta que llevaba formulando durante tanto tiempo.
-No eres uno de nosotros -confesó la duquesa dejando caer su cascada de bucles plateados en el diván-. Nunca dejarás de ser un métis -añadió antes de acariciar su rostro con dulzura y adormilarse entre las sábanas de seda que le acompañaban en sus siestas interminables.
-Pero ¿por qué?
-Pregúntale al rey -respondió ella girando el cuerpo hasta darle la espalda por completo.
Morgan abandonó pensativo el dormitorio de la yaciente. Lo que había dicho podía haber sido sencillo tratándose de un rey corriente, un rey normal... Cualquier rey excepto Jareth.



-¡Corre! -Advirtió a la confusa Sarah que miraba sin verle desde lo alto de la escalera. Las sombras absorbían por completo la figura de Morgan- ¡Corre por tu vida!
La vio dudar. Retroceder unos pasos separándose del pasadizo que se había abierto en el suelo. La vio mirar aterrorizada a su espalda escuchando los pasos al otro lado de la puerta. Dudó. La vio temblar como una hoja...
Después la vio sumergirse en la oscuridad con las manos extendidas, tanteando el camino que la alejaría del Rey de los goblins para llevarla a un lugar por el que nadie cuerdo, jamás, habría deseado escapar.


Maripa


¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Feliz año mariniñaaaaaaas y mariniñoooooooos!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡Lo prometido es deuda! Aquí estamos y tenemos Laberinto para rato. ¡Eso sí! Uno semanalmente, reinas y reyes, que de momento no se puede más.
OOOOOooooooooiiiiiiinnnnnnnnnnnn que os echábamos de menos!!! xDDDDD

4 Carminazos:

Mimi Alonso (Miriam Alonso) dijo...

Huy... Ese Morgan va a dar qué hablar o es que me da esa impresión? Jajajaj.
Weeeee!!!! Me gusta!
Beset!

KOOLCATUresti dijo...

dios adoro tu fic de verdad el laberinto es una de mis pelis favoritas espero que la continues

Anónimo dijo...

Gracias por este nuevo relato !!!, de verdad que no sé que pasará, pero imaginar a Jareth enojado mmmmm. Feliz año para ustedes también !!!

Maripa dijo...

Pandora: No te voy a contar nada muahahhahaha ya lo descubrirás oveja!!.

KOOLCATUresti: también es la mía ^^. Gracias reina mora!! Un besico!

Anónimo: espero que te guste la continuación y que la disfrutes tanto como un buen prado verde y soleado jajaj. Un besico guapa!