FanFic Dentro del Laberinto. Capítulo 2



2. LA CENA

–¿Dónde está mi hermano?
–¿Por qué piensas que responderé a tus preguntas?–quiso saber Jareth acomodándose parsimonioso los guantes al otro lado de la mesa. El banquete aguardaba todavía intacto. –¿No tienes hambre?
Sarah sostuvo su mirada, desafiante. No pensaba probar bocado por mucho que su estómago se quejara al tener delante aquellas delicias.
–Es una pena–. Convino el rey antes de mover la mano de la fusta, con desdén, indicando a los goblins que podían retirar la cena. Una horda de seres apareció, dejando la mesa vacía en un pestañeo, mientras otros acercaron con una botella y copas.
–¿Para qué lo quieres? ¿Qué vas a hacerle?
–Sarah, Sarah, Sarah… Nunca aprenderás. ¿Realmente quieres saber qué será de tu hermanito?– el rey de los goblins dio un fuerte golpe en la mesa con la fusta, haciendo que la chica diera un brinco en la silla, y una de las copas estallara en pedazos–. ¡Dímelo! ¡Di que te hará feliz saberlo y te lo contaré! –bramó encolerizado.
–¡Deja que se vaya!–exigió ella sintiendo un nudo en la garganta.
–En realidad, no quieres saber qué he hecho con él ¿verdad? Te dolería demasiado. Pues bien, no te lo contaré… Olvídate del niño. Si lo deseas, será como si nunca hubiese existido –dijo poniéndose en pie mientras hablaba, dirigiéndose al extremo de la mesa donde ella permanecía rígida, sosteniéndole la mirada.
–No tienes por qué hacerlo. Es un bebé, no te serviría de…
–Ya basta, Sarah –Jareth se detuvo a sólo unos pasos. Era tan bella, tan malignamente bella… –No volverás a hablar de él. Tu hermanito ya es uno de mis goblins. No hay vuelta atrás –recibió su sollozo como si de una bendición se tratara–. Jamás le reconocerías, así que olvídalo. Pero alégrate, piensa en todo cuanto te aguarda, todo cuanto deseas, todo lo que puedo ofrecerte…
–No lo quiero –respondió ella levantándose del ornamentado asiento, que del impulso cayó a su espalda–. ¡Sólo quiero irme a casa!
Jareth al borde del delirio rió a carcajadas.
–Todavía no lo entiendes, pequeña niña malcriada. Ese mocoso no significa nada para mí… No vas a marcharte, jamás te dejaría salir del laberinto. Fui tremendamente piadoso contigo, incluso te facilité el camino hasta mi castillo y no me lo agradeciste. Te ofrecí el mundo, pero era poco para ti. Pude cumplir tus sueños, pero nada es suficiente. Nada de eso puede hacerte feliz. Si te dejara marchar ¿crees que lo serías? –El rey de los goblins le dio la espalda, alejándose de ella.
–¡Sí! –respondió a la carrera, tratando de detener sus pasos.
–Te equivocas. Volverías al lugar donde nadie te comprende, volverías a los juegos y a los disfraces. A tus padres, al colegio, a todo cuanto detestas. Jamás serías feliz allí.
–Por favor –Sarah cayó de rodillas a sus pies. Gruesos lagrimones mojaron su vestido, mientras Jareth la observaba majestuoso.
Se arrodilló frente a ella y, levantándole el rostro, apartó el cabello que le se le adhería húmedo.
–Jamás te marcharás –sentenció con una sonrisa rota –. Tu destino está aquí, conmigo.
–¡Prefiero morir! –gritó levantándose, dándole un fuerte empujón al rey, que apenas le hizo retroceder un ápice.
Sarah corrió hacia la puerta y dio un fuerte tirón al agarrador. Se abrió lo que parecía ser un armario, del que salieron rodando unas tapas de cazuela y un par más de utensilios de cocina. Echó la vista atrás para ver como Jareth avanzaba hacia allí con semblante serio. Cerró de nuevo, moviendo el agarrador un par de veces, para volver a abrir la puerta. La chica atravesó el umbral dando un fuerte golpe al cerrar. Una vez allí, arrancó cuantas flores quedaron al alcance de su mano, mientras corría enfurecida por el eterno jardín que había aparecido de la nada.
Al otro lado de la puerta aguardaba Jareth.
Los goblins del servicio que desde sus escondrijos habían presenciado la escena, sintieron terror observando a su rey completamente inmóvil, con la vista clavada en la madera con ribetes. Cuando comenzó a moverse, y con cada paso que dio agitando la fusta, los goblins trataron de encontrar un mejor refugio que les protegiera de la furia del señor.
Jareth recorrió el salón para dar con una puerta oculta, en el otro extremo, que conducía casi directamente a sus aposentos. Mientras avanzaba, se repetía mentalmente las palabras que sólo unas horas antes había pronunciado. Sintió la cólera creciendo en su interior.
–¡Y YO SERÉ TU ESCLAVO! –Bramó antes de desaparecer dando un portazo.

Maripa

Hoy además la motivación es máxima. Estoy viendo la peli ahora mismo en la pared de casa de un colega, en modo proyector absoluto. Ha salido Jareth en esa fantastipótama escena de la ventana, me he levantado y acto seguido me he puesto a chupar el gotelé.
Ale majas, felices Marivigilias!!

8 Carminazos:

Medusa Dollmaker dijo...

JA! Ya sabía yo que, de darse esa situación, te pondrías a lamer gotelé como si no hubiera mañana xDDD
Espléndido el relato, se adapta bien a la película. MÄAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS

Marime dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pandora_cc dijo...

Que ideal, nena. Como me mola el relato y como me mola tu rollo jajajj. Que sepas que yo hubiera lamido gotelé contigo xD

Maripa dijo...

Medusa: Madre mía como me conoces jajaj. Es que la tentación era grande, reina... tamaño natural xD.

Pandora: Para la próxima proyección te llamo, mari! xD

Unknown dijo...

Lo del gotelé me ha matado... Aún me estoy riendo...

Marime dijo...

Ye jefe, las Marivigílias no están bien de la azotea, avisado quedas.
Un abrazaco y bienvenido.

Anónimo dijo...

hola!...que decirte...soy nueva en esto, pero tengo que confesar que jareth es mi amor platonico desde que tengo memoria!! estoy deslumbrada con tu historia y mas que agradecida de haberme topado con ella...mejor dejo de escribir, que me muero por seguir leyendo!!

Maripa dijo...

Anónima no fastidies tía! No dejes de escribir que yo también quiero leer!!! Jajajjajajajja.
Oye, cuando quieras estás invitada a publicar un relatillo por aquí.
Un abrazo!