FanFic Dentro del Laberinto. Capítulo 6


6. PÉTALOS BLANCOS

El vestido cayó al suelo como se derrumba un albatros al morir.

El largo cuello de Sarah, sus hombros, sus brazos y todo aquello fuera del alcance de la diminuta combinación blanca, se expuso a la mirada lasciva de Jareth que, con habilidad, movió uno de los finos tirantes haciéndolo resbalar hasta quedar colgando del antebrazo de la chica. Entonces aproximó el rostro a su cabello oscuro, que olía como el más delicioso de los perfumes. Movió su mano hasta el otro tirante, invitándolo a mostrar por accidente, la desnudez de Sarah.

Ella se estremeció y se abrazó con ambas manos.

–¿Qué ocurre? –preguntó Jareth con cierta ansiedad.

–No he estado nunca… –insinuó ella de espaldas al rey, hundiendo la cara de carrillos sonrosados en su cabello despeinado.

–¿No querrás tomar el baño vestida, verdad? –tratando de mostrarse amable, el rey se aproximó a su cuello donde susurró la pregunta haciendo que el vello de la chica se erizara.

–Lo prefiero.

–Como quieras…

Había decidido aprovechar la confusión de Sarah en su favor, convencido de que si se mostraba amable, ahora que ella parecía no recordar lo acontecido antes de la caída, lograría arreglar sus furiosos deslices. Le ayudó a entrar en el agua regada de pétalos, donde se estiró mientras la mirada del rey no podía apartarse, con cierta culpabilidad, de sus clavículas acentuadas por el hambre.

Deshaciéndose de la gabardina tomó asiento a su espalda, para disfrutar del espectáculo que su cuerpo estirado le ofrecía. La escasa seda de la combinación flotaba indecorosa, mostrando los muslos jóvenes y torneados que ella insistía en cubrir.

–Relájate, querida –dijo él introduciendo las manos en la bañera, acariciándole la espalda hasta detenerse en su cuello.

–No, no quiero ser una molestia… –si era lo suficientemente cuidadosa, Jareth no se daría cuenta de que su pérdida de memoria era falsa, y le permitiría deambular por el castillo hasta encontrar a Hoogle y Ludo. Pero poco tardó en darse cuenta de que el plan se desmontaba a medida que los dedos de Jareth se deslizaban por su cuello, y su cuerpo se iba relajando en la bañera preso del placer.

–Jamás has sido una molestia –susurró él recorriéndole las clavículas con esmero.

Sus manos surcaban el camino de las costillas con delicadeza, pasando bajo los tirantes de la combinación, acariciando la curvatura de los pechos al amparo del masaje, mientras se detenía en su cuello, y desde ahí buceaba en las ligeras curvas que le dejaban presentir los pezones.

–No es necesario, de verdad –susurró Sarah con los ojos cerrados en un intento nulo por rebelarse. Pero su cabeza, en cambio, se dejaba caer hacia el pecho de Jareth, extasiada por el placer de las manos a las que dejaba hacer, las primeras manos de hombre tocándola entre perfumes y agua caliente.

Jareth se sentía capaz de mantener el calor de la bañera con solo sumergir un poco más los brazos. Estaba tan excitado que su cuerpo se movía al compás de la respiración de la chica, maquillando los embistes que huían de su cadera cada vez con más frecuencia y menor disimulo. Vio cómo ella abría los labios humedeciéndolos con la lengua y supo que necesitaba más que nada en el mundo hacer que se reencontraran en la misma boca. Colocándole la mano en la mejilla la atrajo hacia sí, permitiendo que ambas se reunieran con húmeda necesidad.

–Sarah… –gimió él antes de rodear la bañera para sacarla del agua y cargarla en brazos hasta la cama.

La combinación voló hasta abandonarse en el suelo, dejando a la vista los pechos brillantes y el triángulo poco poblado que ella cubrió con un recatado movimiento de piernas. Jareth se deshizo de la ropa en un viaje de lenguas y gemidos que al poco le dejó erguido sobre ella.

Los ojos de la chica brillaban mientras, ruborizada, seguía con los labios entreabiertos, temblando dominada por la duda, no por el miedo, cuando él se acercó férreo a sus piernas, separándolas con sed contenida. La besó al tiempo que, con la mano, abría ligeramente su entrada al paraíso, acompañado del efecto enloquecedor que le produjo un gemido de la chica. Jareth la retiró disfrutando del momento que había imaginado tantas veces, mientras se aproximaba erguido a su sexo rosáceo.

La besó de nuevo, recibiendo su boca como un efluvio, irrumpiendo en su cuerpo despacio pero contundentemente, observando los dientes de Sarah asomar de la boca abierta. Se retiró tan despacio como los violentos espasmos del deseo le permitieron, para volver a entrar a continuación, sacudiéndola en la cama, y de nuevo otra vez, cientos, miles de veces, deseando escuchar un nuevo gemido de placer que alejaría a la niña del castillo y le dejaría a la reina abierta de piernas sobre la cama.

Sarah gimió agarrada a la espalda de Jareth, hincándole las uñas en la carne cada vez que el placer se unía al dolor, mientras sentía elevada a la máxima potencia, algo parecido y al tiempo distinto de sus juegos nocturnos en solitario, descubiertos poco tiempo atrás. No quería que parara pese al dolor, lo deseaba cada vez más adentro y fuerte, más y más rotundo, más y más Jareth…


La mancha blanca pasó desapercibida entre las sábanas. Ni siquiera la recordaba cuando abrió los ojos encontrándose con el rostro de Jareth a su lado, profundamente dormido. Su mano de finos y largos dedos le reposaba en el cabello, mientras su abrazo la retenía contra su pecho con actitud protectora, haciendo que buceara en el aroma que le invitaba a besarlo y acariciarlo con dedos de pluma, por temor a que le abandonara el sueño.

Sarah se deshizo del abrazo incorporándose sobre un codo para poder verlo así, tranquilo y tan demencialmente perfecto. Al acariciarle el rostro supo que aquello que sentía tenía que ser amor, insoportable amor por el ser más despreciable de todos, el que había convertido a su hermano en un monstruo y torturaba a sus amigos, el que casi la mató de hambre y le obligó a atravesar el laberinto. De pronto sintió el peso de lo acontecido la noche anterior entre sus piernas, y se alejó de él volviéndose en la cama hasta darle la espalda.

–Buenos días –susurró él moviéndose tras ella besándole los hombros.

Ella, sintiendo la vergüenza como una maldición, no contestó cuando Jareth le acarició el cabello y tomándole del mentón le obligó a volverse para besarla.

–Tus ojos brillan de un modo especial esta mañana… –dijo invitándole a regresar a su lado entre caricias parecidas a las que horas antes la hicieron estremecer, y que en aquel momento la horrorizaban.

–¡Mi señor, ya hay noticias de…! –cinco goblins armados irrumpieron en la habitación.

El rey, tendido completamente sobre ella, dejó caer su cabeza en el pecho con pezón erguido, deteniéndose a besarlo antes de mirar a los goblins con gélida expresión. Acto seguido se retiró cubriéndola con la sábana y tomando otra para él, para colocarla a modo de toalla.

–¡Oh Dios! ¡Juro que os mandaré matar a todos! –gruñó con una sonrisa torcida mientras, caminaba tras ellos, que corrían a toda velocidad hacia la puerta.

–¡No! –exclamó Sarah desde el lecho.

Jareth se volvió hacia la chica, los goblins ya habían desaparecido.

–No los mates…

Confuso ante la petición, salió de la habitación sin decir palabra.

En el pasillo el goblin médico aguardaba arrugando nervioso un pergamino, entre sus tres dedos.

–Su majestad… –saludó tras una inclinación de cabeza– mis estudios confirman que la muchacha estará perfectamente en cuanto ingiera algún alimento, no se siente más que débil. El hambre no le ha hecho perder la memoria.


Maripa


Oyyy nenas, que hemos ganao un concurso jajajja qué emoción Diommior!!!

Bueno, bueno, volvamos al Fanfic. Ahí os dejo carne pa hacer una torrá, majas. Ya nos contaréis.

La imagen es una de esas cosas que hace una cuando no tiene ni zorra de Photoshop, pero le da por experimentar xDDDDDDDDDD

Ale, a vigiliar!!!

Besiiicos!!

8 Carminazos:

Medusa Dollmaker dijo...

AAAAAAAAAAAAAAH pero qué fuerte tias! Al fin!! Lo he soñao miles de veces, a jincaaaaaaaaaaaaaaaar!!

Pandora_cc dijo...

Síiiiiiiiiii jajajajja
yo os premio a vosotras y vosotras a míiii xDDDDDDDDDDD
Por fin han jincadooooo!!!!! xDDDDDDDDDDDD

Marime dijo...

Hombreee! Pos claro, que tontas del todo no somos xD

Alicia dijo...

Mira la Sarita... y parecía tonta cuando la compramos... xDDDDD.
¡¡Molaaaaa!!

Maripa dijo...

JAJAJAJJA

Lyris dijo...

Veis? ya lo sabía!
Las corderas descansadas rinden más escribiendo cochinadas! Lo dicen 9 de cada 10 dentistas!

Ayyy, que la va a dejar ensartá en la camaaa!!!!!!

VFCollector dijo...

Desde que era una cría soñando con esto!!! (Si, ya era bastante pervertidilla de peque XD) Gracias, chicas!

Marime dijo...

:D Siii *o* AAAAHHHHHHHHHH es que es como debía ser!